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La burbuja escolar «es un invento condenado al fracaso». Con esta rotundidad sentencia el presidente de la Fundación Valenciana de Pediatría, Carlos Paredes, la medida estrella de Educación para evitar la transmisión del Covid-19 en las aulas. Este médico experto en enfermedades de la infancia ha analizado el inicio en las aulas en varios países y afirma que «carece de sentido aislar a los pequeños en grupos burbuja porque los contagios siempre provienen de casa. Todos sabemos que la actividad social de los padres condiciona las infecciones familiares».
El pediatra alerta de que muchas familias exigen todo tipo de medidas de control contra los contagios en los colegios y, sin embargo, a diario muestran un «egoísmo o promiscuidad social cuando quedan con amigos o celebran, de forma periódica, comidas y cenas de trabajo». El especialista recalca que es una «pandemia de adultos» y que los niños se contagian menos y siempre en función de los hábitos de los progenitores.
El pediatra incide en que se ha alarmado mucho a la población y con la petición de que los niños deban estar encerrados en aulas prácticamente herméticas, cuando «es imprescindible someter a pruebas a los profesores y a los miembros de la familia con más riesgo de contagio». Critica además que se apueste por las aulas burbuja, «pero en las puertas de las escuelas se puede ver colas de padres y niños para entrar». De hecho, recuerda que detrás de los niños siempre hay adultos y que el «aislamiento colegial no ha funcionado ni en Japón ni en Suiza ni en Francia y están buscando otras alternativas para evitar los contagios».
«¿Qué pasa cuando llegan dos hermanos juntos y cada uno se mete en su aula burbuja, o cuando los alumnos se reúnen en el comedor con otros compañeros o cuando su profesor se encuentra con su hijo que va a otra aula del colegio?», cuestiona el pediatra a los teóricos que han diseñado las medidas de protección en los colegios.
La mejora forma de evitar la propagación escolar de la Covid-19 pasa, por la «responsabilidad» de los padres que ante cualquier situación de riesgo «deben hacerse las pruebas y, si dan positivo, dejar a los niños en casa hasta que no se cercioren de que dan negativo en las PCR», aclara Paredes que recomienda este protocolo como la mejor forma de rastreo.
«Hay que buscar los posibles antecedentes de contagio en las familias», porque el médico avisa de que si se produce una sospecha de positivo, los niños afectados deben quedarse en su domicilio «ya que llevarles al colegio si algún miembro de su familia ha dado positivo supone una bomba de relojería para toda la comunidad educativa». Aunque asegura que según los últimos estudios de frecuencia de contagios, el virus se transmite más de adultos hacia niños que a la inversa y vuelve a señalar a los padres como responsables finales de las infecciones masivas.
El galeno especialista también rechaza que los docentes sean los que determinen si un alumno está o no contagiado como pretende la Conselleria de Educación. «Se trata de una fase en la discriminación de la enfermedad que debería hacerse por profesionales de la salud porque en todos los casos se puede apreciar un cuadro catarral y es muy difícil determinar si un menor se debe hacer las pruebas o no», según Paredes quien solicitó la presencia de una enfermera escolar en todos los colegios.