«Los menús escolares no son equilibrados»

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Carlos Paredes, presidente de la Sociedad Valenciana de Pediatría, jefe de la Unidad Neonatal del Hospital Clínico Universitario de Valencia y uno de los participantes activos en el estudio sobre hábitos alimentarios de la población infantil española, explica en esta entrevista el porqué del cambio de hábitos antes y después de los tres años, y da indicaciones para mantener una alimentación sana. «El problema de la obesidad infantil y adolescente es muy grave. Es un mensaje que no nos podemos cansar de repetir», asegura Paredes.

El estudio ‘Etapas’ revela que a los tres años los niños pasan de comer verdura todos los días a hacerlo sólo tres veces a la semana. ¿A qué se debería este cambio?

Al principio de la infancia los padres extreman mucho la alimentación de los bebés, y ésta depende en exclusiva de ellos. Creemos que el cambio que vemos a los tres años tiene que ver sobre todo con un exceso de confianza de las familias, creen que lo están haciendo bien cuando no siempre es así. Empiezan a ser más permisivos, a introducir más cerdo, más azúcares, más bollería industrial. Y además los niños empiezan a comer en las guarderías y los colegios.

¿Qué opinión le merecen los menús en los comedores escolares?

Creo que adolecen de falta de calidad, no de cantidad. Son muy energéticos, demasiado, y les falta verdura y fruta fresca. En general hay un exceso de rebozados, y de cerdo: croquetas, ‘san jacobos’, longaniza… No son menús equilibrados.

Llama la atención, especialmente cuando hace ya años que se viene hablando de la dieta mediterránea, de la obesidad infantil…

Sí, pero a pesar de eso el sobrepeso infantil sigue aumentando y la obesidad es un problema cada vez más preocupante. O se cambia un poco la manera de alimentar a los niños, o lo van a tener difícil de adultos. Un niño que llega obeso a la adolescencia lo tiene muy difícil para volver a un peso adecuado.

El estudio también refleja el alto consumo de chucherías: entre los dos y tres años, un 54,9% de los niños las come como mínimo una vez a la semana, y un 17% tres veces o más por semana. A partir de tres años, el 68% las consume mínimo una vez a la semana. ¿Hay que eliminarlas del todo de la dieta?

«El sobrepeso infantil sigue aumentando y la obesidad es un problema cada vez más preocupante»
Como padre no puedo decir eso, porque sería privar a los niños de algo que les gusta mucho. Pero por supuesto que no se trata de un alimento adecuado, y que hay que restringir su consumo al máximo. No hay que convertirlo en un hábito, ni siquiera una vez a la semana. Hay que tratar de cambiar la cultura de que en todos los cumpleaños y fiestas haya chucherías, hay formas alternativas de celebrarlos.

Otra conclusión del trabajo es que los niños pasan mucho tiempo ante la tele: 2,1 horas/día de media entre dos y siete años. Y un 11,2% la ven más de cuatro horas al día. ¿Qué es más importante en el actual aumento de la obesidad: la falta de ejercicio, o una dieta no equilibrada?

Las dos cosas. Pero la dieta, el alejamiento de la dieta mediterránea, es un factor muy importante.

¿Sigue vigente la idea de que un niño ‘gordito’ está sano?

En general no, pero tampoco se tiene conciencia de que el sobrepeso sea malo. Hay que seguir insistiendo en que sí lo es. Ahora, con la mayor incidencia de trastornos de la alimentación como la anorexia, la delgadez se ha sacado un poco de su contexto. Ni por combatir el sobrepeso hay que caer en el extremo opuesto, ni viceversa. Nosotros en la Comunidad Valenciana hemos introducido en la cartilla de salud infantil el Índice de Masa Corporal (IMC) porque creemos que es un elemento importante desde la infancia [El IMC es el peso en kilos dividido por la altura en metros al cuadrado. Más de 25 se considera sobrepeso; más de 30, obesidad].

Es de suponer que la dieta que siguen los niños es un reflejo de la de los padres.

Claro, los niños hacen lo que ven, si en casa se comen demasiadas grasas y azúcares y pocas verduras y frutas, la mesa de los hijos es la de los padres. A menudo me dicen los padres que no saben por qué su hijo tiene sobrepeso, pero luego empiezas: ¿qué desayuna? Magdalenas. ¿Qué se lleva al colegio? Un bocadillo de mortadela. Pues ahí lo tienes. Ni los embutidos ni la bollería industrial están en la dieta mediterránea.

¿Cómo debería ser un ‘menú tipo’ equilibrado?

Por la mañana, leche con cereales y zumo. El zumo se lo puede llevar al colegio si quiere. A mediodía un plato de verduras y carne, que puede ser pollo, pavo, ternera… A media tarde un lácteo o una fruta. Y por la noche, pescado blanco o azul con verduras, y de nuevo fruta o un lácteo. Lo ideal es consumir cuatro o cinco raciones de fruta y verdura al día.

A menudo se asocia la mala alimentación infantil con el hecho de que las madres trabajen fuera de casa.

Eso es un tópico, las mujeres no deben tener sentimiento de culpa por eso. Al contrario. El tener poco tiempo para cocinar, y si eliminamos los precocinados, puede favorecer una dieta con más verduras crudas, platos menos elaborados, con menos grasas. Se tarda muy poco en hacer un pescado a la plancha.

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